Una blanca aventura

Bajo un bello atardecer, el buque Aquiles de la Armada de Chile será el transporte oficial para la expedición científica chilena número 53 que organiza el Instituto Chileno Antártico (INACH). Los invitamos a acompañarnos en esta aventura.

La expedición comienza en el archipiélago de las islas Shetland del Sur, formado por once islas antárticas, que se ubican entre el Paso de Drake y el Mar de Bansfield.

Si bien es verano, la bienvenida a este mundo viene con frío y viento. Eso sí, en invierno las temperaturas antárticas son de -20º y las ráfagas de viento pueden llegar a superar los 160 km/hora.

En tierra austral se encuentra la base científica chilena Yelcho, que luce una nieve de color rosa, debido a la excesiva presencia de un alga microscópica conocida como nieve sandía.

La base Yelcho existe desde 1962, como una estación científica ubicada en Bahía Sur, isla Doumer. Aquí se realiza actividad de buceo y la biología marina es el fuerte de los estudios.

Siguiendo la expedición aparecen los Fuelles de Neptuno, único acceso para llegar a la isla Decepción. Esta isla es un cráter de un volcán que hasta hoy se encuentra activo.

De vuelta al buque. ¡Icebergs a la vista! ¡Peligro de espejismos! Estas masas flotantes de hielo, a lo lejos, se parecen a algún trasatlántico o a un gran edificio.

En Decepción, científicos chilenos toman muestras de bacterias, las que luego estudiarán con el fin de generar antibióticos más eficaces.

Un joven lobo fino antártico en la isla Decepción. Esta especie tiene, a diferencia de otras focas, oídos externos, una nariz corta y unos bigotes muy largos.

Una científica chilena realiza toma de muestras en sector donde se halla una fumarola. Aquí la tierra huele a azufre y la temperatura a su alrededor bordea los 100º.

En Decepción, también está la abandonada estación ballenera noruega Hektor. Desde 1913 esta factoría explotó los cadáveres de miles de ballenas para obtener su entonces preciado aceite.

En 1944, la ballenera pasó a ser una base británica, conocida como Estación B. Sin embargo, y con las erupciones volcánicas de 1967 y 1969, no quedó mejor opción que evacuar el sitio.

Dejamos Decepción. Pero también en otra isla, la Rey Jorge o 25 de Mayo, una curiosidad asombra: la iglesia ortodoxa rusa traída en 2002 íntegramente en buque desde Rusia a la Antártida.

Desde las alturas: otra base chilena, la Bernardo O’Higgins, y a pocos metros el centro de investigación polar alemán, que cuenta con una antena de 9 metros que recibe y envía datos de satélites que orbitan por el planeta.

Para el cierre de esta expedición, un animal antártico infaltable: el pingüino, en este caso la especie Papúa, muy común en el continente, y que puede medir entre 71 a 75 cm. y pesar unos 6 kilogramos.